martes, 2 de junio de 2009

Otra de Savater


“Lo primero que la educación transmite a cada uno de los seres pensantes es que no somos únicos, que nuestra condición implica el intercambio significativo con otros parientes simbólicos que confirman y posibilitan nuestra condición. Lo segundo ciertamente no menos relevante, es que no somos los iniciadores de nuestro linaje, que aparecemos en un mundo donde ya está vigente la huella humana de mil modos y existe una tradición de técnicas, mitos y ritos de la que vamos a formar parte y en la que vamos también a formarnos”.

Ni estamos solos en este mundo, ni somos protagonistas más que de nuestra propia y efímera vida. El reconocer estos hechos, nos habilita para buscar en los demás la sabiduría acumulada suficiente, para convertirnos en hombres y mujeres, hechos y hechas y derechos y derechas. Gracias a nuestras interacciones y relaciones con los demás humanos alcanzaremos este objetivo, siendo nosotros y nosotras parte importante en la formación de otras personas, con las que convivimos o estamos de alguna manera en contacto. Como bien decía Vygotsky:

“las sociedades humanas generan y transmiten productos culturales que condicionan nuestra capacidad de intervención sobre el medio”. Nosotros podemos recibir ese producto cultural, adaptarlo a nuestra situación y con enriquecerlo todo lo posible con nuestras aportaciones para "dejarlo listo” para la próxima generación. Y sigue el ciclo…

6 comentarios:

  1. ¿Qué más se puede añadir a lo que decís los tres?

    Voy a acomodar unas palabras de Aleixandre a este contexto. El conocimiento no es sólo descubrimiento. Es, también, comunicación.

    ResponderEliminar
  2. Cómo disfruto con estas reflexiones, Amadeo. No es casualidad. Yo siempre he mantenido que de quienes he aprendido de verdad ha sido de los mayores. Me pasaba horas en los ratos libres escuchando su vida y ello sirvió para tejer la historia de otras vidas. En una serie de entrevista que realicé para el Norte de Castilla en la última década de los 90, supe cómo se hacía el hielo en el invierno, cómo se fabricaba un carro, cómo durante los meses de invierno los vinateros hacían una mezcla encabezada con los vinos de Almorox; Vinos de El Tiemblo, San Martín de Valdeiglesias y Cadalso de los Vidrios; pueblos a la altura de la montaña, vinos gaseosos riquísimos que se convierten en aguja al mezclarlos con los vinos de nuestra zona que tenían una acidez fija... Y así te contaría del cartero, el minero...

    ResponderEliminar
  3. Hola Juan Carlos, esa frase también viene al pelo. Gracias por tu aportación. Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Hola Froilán, pues si te ha hecho recordar todo eso, ha valido la pena la entrada. Aprendiste muchas cosas, que seguramente de otra manera, en otro tiempo y en otro lugar te habría sido imposible conocer. Un saludo desde Sagunto.

    ResponderEliminar
  5. Luego sólo el silencio... y reflexionar. Tomarnos el tiempo suficiente para ahondar, puesto que textos como estos nos sumergen en todo tipo de pensamientos sin ser demasiado relevante el estar de acuerdo o no con ellos.

    ResponderEliminar
  6. Si el viejo pudiese y si el joven supiese

    ResponderEliminar