martes, 23 de junio de 2009

Jacques Delors afirma



La educación no puede resolver por si sola los problemas que plantea la ruptura (allí donde se da) del vinculo social. De ella cabe esperar, no obstante, que contribuya a desarrollar la voluntad de vivir juntes, factor básico de la cohesión social y de la identidad nacional.
La escuela sólo puede llevar a buen puerto esta tarea si, por su parte, contribuye a la promoción e integración de los grupos minoritarios, movilizando a los mismos interesados, cuya personalidad debe respetar”.



Casi me emociono al leer estas frases. ¿Son utópicas o milagrosas en su posible o imposible plasmación en los hechos? ¿Cómo se puede conseguir que las personas procedentes de barrios marginales se adapten a la convivencia con las que podemos calificar como normales? ¿Aceptarán las estiradas (en algunos casos) familias de los niños más favorecidos, procedentes de barrios más “selectos”, el “mestizaje” de los niños más desfavorecidos con los propios? ¿Es esto el optimismo tan cacareado por los teóricos de la educación, o corresponde más a una ilusión que no se cree nadie? ¿No alcanzamos el límite de lo imposible si tenemos en cuenta también, la cantidad de extranjeros de distintas razas y etnias que pueblan nuestro país? ¿De verdad los grupos marginales persiguen la adaptación? ¿Alguien piensa, en serio que los grupos más favorecidos ayudarán para la necesaria unión e igualación de todas las personas? ¿Mi enorme ilusión por que así sea, me permitirá ser realista, consciente y estar a la altura o no me permitirá serlo? Dentro del campo de la Sociología y gracias a diversas publicaciones, hemos conocido casos de maestros que acuden a cárceles para hablar con padres que están presos, otros que acuden a barrios marginales dónde viven los alumnos, cuando estos faltan a clase, consiguiendo en muchos casos, la asistencia a clase normal de estos alumnos y unos resultados académicos similares a los de los demás niños, con lo que en esas ocasiones se ha logrado el éxito. Es cierto no obstante, que toda la voluntad del mundo por parte de los maestros, no garantiza el triunfo total y general a menos que los privilegiados sociales y las administraciones, apoyadas por políticas integradoras no se vuelquen con el proyecto, ante esta situación ¿Todavía debemos ser optimistas? ¿Pasamos al vagón de los ilusos?...
Si hoy ponemos todo de nuestra parte, queda la esperanza de que en las próximas generaciones, estos temas ni tengan que ser planteados (¿Me habré pasado de iluso?).

9 comentarios:

  1. Amadeo, que gran noche pasamos el sábado. Ya te echo de menos amigo!!!

    ResponderEliminar
  2. De nuevo a la carga, Amadeo. Me alegro.

    No es malo tener ilusiones mientras los pies pisen la tierra.

    Descreo de las grandes palabras de ciertos grandes. Los hechos pueden ser muy distintos.

    Programas de integración muy currados hay en las escuelas públicas. Darán de sí lo que puedan mientras las administraciones no los asfixien no sólo con rebajas de presupuestos, sino con políticas discriminatorias que tiendan a convertir la escuela pública en un gueto para desfavorecidos, pues los más favorecidos tienen, si quieren sus familias, sus guetos de oro, a costa, en algunas comunidades, de la sangría de dineros públicos. Bastaría comparar las ratios de alumnos con necesidades educativas especiales en centros públicos y privados.

    ResponderEliminar
  3. El señor Delors ha dado en el clavo, ¿para cuándo un cambio radical en nuestra política educativa?

    ResponderEliminar
  4. Desde luego la única manera de que las nuevas generaciones estén más integradas y sean menos xenofobas es con una política de este cariz, así que esperemos que se pueda llevar a cabo al 100 %

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Hola Alejandro veo que eres optimista de verdad. Desde luego, sólo si estamos arreando todos a la vez, se puede conseguir algo. Gracias por pasar por aquí.

    ResponderEliminar
  6. Hola juan Carlos, bienvenido. Has dado en el clavo. La economía, más concretamente, la mala administración y la pesima utilización de los recursos, ya de por sí escasos que tenemos y las políticas deficientes de integración y adaptación, que parece ser dan más problemas que soluciones, son los obstáculos más importantes que tenemos los profesionales de la educación. Un saludo desde Sagunto.

    ResponderEliminar
  7. Hola Cati. Esa es la pregunta del millón, jajaja...
    A ver si los que dirigen los designios de la educación en este país te escuchan. Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. Hola Pharpe, mucho me temo que nunca contaremos con la acción de los que deciden estas cosas. Habrá obstáculos en forma de intereses y desidia. Un saludo desde Sagunto.

    ResponderEliminar