martes, 31 de marzo de 2009

Carta a Neill

Sagunto, 27 de Noviembre de 2008.

Estimado Neill, fue una sorpresa recibir noticias tuyas después de tanto tiempo. Como sé que andas un poco fastidiado, contestaré a tu pregunta directamente. La gran mentira. Pocas cosas han cambiado en este tiempo pues, amigo Neill. Si el culpable de las mentiras de tu tiempo era el “nivel moral inasequible” de acuerdo al cual te educaron a ti y a tus coetáneos, ¿cómo explicas, que casi medio siglo después de publicar tu libro, cuando la mayoría de barreras morales y sociales que te obsesionaban han caído, la mentira sigue siendo característica de las personas? Nuestros jóvenes reciben una educación más abierta y libre, de lo que era común en tus días, incluso en las familias creyentes (que muy a pesar tuyo aún son mayoría, aunque bien es cierto que hoy en día no es asignatura obligatoria) se apuesta por una enseñanza de la religión con matices, dónde la Biblia, es el conducto por el cual el hombre, explica la obra y la palabra de Dios y no se “obliga” a creer a pie juntillas, cada texto que allí encontramos como antes ocurría, y, por supuesto, la amplitud de miras que es muy, muy corriente en mi generación, permite a los niños crecer en paz y sin el miedo provocado por el día del juicio final, el infierno, etc…

Quizás, siendo justo, puedo advertir y reconocer en este cambio que te he comentado, cierta influencia de tus ideas y de las de tus afines, también en que se utilicen novedosas técnicas para educar a los niños y no tener que mentirles para que se porten bien. Es cierto que al igual que esta de moda el hombre sencillo, también lo está el sincero, siendo la sinceridad una virtud extraordinariamente buscada y valorada. Claro, que esta es una sociedad materialista, que te presenta continuos retos para no quedarte fuera de la misma, obligando a consumir esta o aquella marca, que te señala (incluso entre los niños, que pueden llegar a marginar cruelmente a quién no cumpla las reglas) si no llegas o no quieres llegar, ¿No es el escenario perfecto para mentir? Si no alcanzas el nivel, ¿No es más fácil mentir que sentirse derrotado, aunque el primer engañado seas tu mismo? Los libros de autoayuda que en sus orígenes hablaban de cómo hacerse rico y ser respetado, en el siglo XXI enfatizan en los problemas y carencias de la persona y no tanto en la de los bolsillos, ¿no tendrás tú algo que ver? Una persona sana, sin complejos, con autoestima, que se quiera…no se engaña ni engaña a los demás, y menos a su propio hijo. Es posible que los motivos de la mentira hayan cambiado un poco de acuerdo a la situación particular de la etapa que me ha tocado vivir y quizás que los seres humanos seamos patológicamente mentirosos, pero algo de razón tenías. Me despido, si cambias tu dirección actual me avisas. Saludos a Pedro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario