lunes, 27 de abril de 2009

Dewey dixit

“ El efecto de un ambiente chabacano, desordenado y recargado destruye el buen gusto, así como una vecindad miserable y estéril devasta el deseo de belleza”
John Dewey
Democracia y educación Ediciones Morata, S.L.


Aún teniendo en cuenta que según cuenta el autor en alguna parte de este libro, no se debe llamar imitación al hecho de que los niños tiendan a hacer lo que ven, el hecho de que quieran parecérsenos les incita a repetir lo que hacemos los adultos. Es una gran realidad que para un maestro el hecho de no tener bien organizada su tarea tanto física, como académicamente repercutirá en el desarrollo del alumno, entre otras cosas, porque el niño es capaz de percibir tantas o más sensaciones que un adulto. En el plano familiar cuando un alumno procede de un ambiente desestructurado y más si se agrava con la ubicación de su hogar en un barrio marginal, parte con una serie de desventajas en forma de apoyos, tranquilidad, preparación preescolar, percepción de la importancia de labrarse un futuro, relaciones con personas interesadas en progresar…La situación de estas personas augura un futuro incierto, en ocasiones mísero e incluso delictivo.
Es imposible cambiar el destino de todas las personas con problemas de este tipo, que habitan en nuestro planeta. Otra cosa bien distinta, es reconocer la oportunidad de hacer algo provechoso, pensando en el porvenir de las “personitas desfavorecidas” que durante nuestra carrera en la enseñanza ayudaremos a formar. No debemos considerar a las personas inferiores por tener una u otra cultura, pero debemos actuar sobre las carencias y los potenciales de cualquiera de nuestros alumnos. Pensando en todos ellos, en especial en los provenientes de ambientes como los descritos anteriormente, debemos estar a la altura de las circunstancias en nuestro cometer con ellos siendo ordenados, equilibrados y estando preparados para lo que cada uno necesita, motivando su interés e implicación en los asuntos educativos, que les resultarán vitales y que generalmente en edad escolar no les importan un pimiento. Sumando a lo dicho nuestra generosidad y procurando la mayor y mejor productividad de nuestros estudiantes obtendremos el gusto por la excelencia en su vida.

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